Un hechicero conduce a su aprendiz por la selva. Pese a ser más viejo, camina con agilidad, mientras que su aprendiz resbala y se cae a cada instante.
El aprendiz blasfema, se levanta, escupe al suelo traicionero y sigue acompañando a su maestro.
Tras una larga caminata, llegan a un lugar sagrado. Sin detenerse, el hechicero da media vuelta y comienza su viaje de regreso.
-No me has enseñado nada hoy -dice el aprendiz, que se cae de nuevo.
-Sí que te he enseñado, pero parece que no aprendes -le responde el hechicero.
-Estoy intentando enseñarte cómo se lidia con los errores de la vida.-
-¿Y cómo se lidia con ellos?-
-Como deberías hacerlo con tus caídas En lugar de maldecir el sitio donde te caíste, debías buscar qué te provocó la caída.
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