jueves, 11 de marzo de 2010

La tendencia que tenemos a buscar lo que nos falta y no ver lo que tenemos




Muchas veces resulta complicado tratar de definir una palabra. Uno de esos casos podría ser el de la palabra “felicidad”
Y si pedimos a diferentes personas que nos digan qué es para ellos la felicidad, dado que cada persona es única, nos darán tantas y tan diferentes definiciones como personas.

Es cierto es que todo el mundo desea ser feliz. Y por supuesto, parece ser un deseo exclusivamente humano.

Lógicamente la felicidad es un sentimiento, y como tal podemos hacer más de lo que pensamos por obtenerla, aunque hay gente que piensa que no puede controlar ni lo que siente ni lo que le ocurre y, por consiguiente, no son dueños de su propia felicidad.

Por lo tanto, partiremos de la premisa de que en gran medida somos nosotros mismos quienes determinamos nuestra felicidad, aunque por supuesto tenemos que tener en cuenta otros muchos factores que no dominamos.

Es cierto que en la vida diaria la mayoría de las personas aparentamos no tener problema alguno.
Y así a la pregunta de ¿Qué tal estás? O ¿Cómo van las cosas? todos respondemos “bien” o “muy bien, gracias”.
Simplemente se trata de una respuesta automática, que no ahonda más en el asunto.

Tenemos una tendencia que parece nos empuja a sabotear nuestra propia felicidad, para eso nos fijamos en la más mínima imperfección, en vez de fijarnos en el escenario en general. Tenemos cierta tendencia a centrarnos en lo que falta o no nos agrada, en vez de fijarnos en todo lo demás. A menudo afirmamos que lo que creemos que nos falta, resulta ser el rasgo más importante.

Así que ante esta situación disponemos de tres opciones:
Obtenerlo (siempre y cuando nos sea posible),
Olvidarlo (si no es fundamental del todo) o
Sustituirlo (por algún otro que sea alcanzable y que nos satisfaga igualmente).
No cabe otra posibilidad, ya que de lo contrario seguiremos centrados en ello.

Es importante tratar de localizar o identificar qué es lo que nos falta, o lo que nos impide disfrutar de la felicidad, y una vez lo hayamos identificado, tomar una decisión al respecto que nos compense.

Por eso es muy importante aprender a centrarnos y valorar aquello que tenemos, en nuestro camino hacia la felicidad. Y tratar de mejorar aquello que nos impida lograr ese objetivo.
Empecemos ya a tomar la rienda de nuestros sentimientos, pensamientos y emociones para entrar asi en sintonía con nuestro interior.

Fuente: Estracto del articulo de Blanca Valencia.


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