jueves, 29 de abril de 2010

Cuento Zen




Hay un cuento que dice algo así como...

- Maestro, cuando como me doy cuenta de cuán inmenso es el universo, cuando leo me imagino colores maravillosos ocupando el espacio, cuando respiro percibo las formas maravillosas que pueblan este mundo y cuando duermo me imagino el lugar más hermoso dentro mío...pero aún así maestro no me siento en paz ni tranquilo. ¿Cuál es tu secreto maestro? Dime, ¿cómo consigues esa paz inmensa y esa armonía?

- Y dijo el maestro sonriendo - Yo, cuando como, como, cuando leo, leo, cuando respiro, respiro y cuando duermo, duermo.

La mente es una herramienta maravillosa que nos ayuda a integrar lo que nuestros sentidos recogen en un orden coherente y comprensible para crear nuestra realidad. Su función no es más que la de organizar y facilitar procesos de creación. Ha de trabajar conjuntamente con el resto de nuestros cuerpos, es decir, el cuerpo emocional, el físico y el espiritual. Y su poder es ilimitado. Ahora bien, cuando le damos demasiada importancia a la mente, cuando le hacemos demasiado caso, puede volverse en contra de uno mismo. Identificarse con la mente puede ser un problema porque la mente nunca va a estar en paz salvo cuando alcanza el silencio. Pero mientras eso no ocurra, mientras la mente siga lanzando pensamientos y tú les sigas haciendo caso, no descansarás realmente, ni sabrás lo que es la vida, porque la vida está en todos lados menos en tu cabeza.

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