La concepción física del silencio nos hace pensar en una ausencia de sonidos fuertes, molestos o discordantes. Sin embargo, hay otro silencio mucho más profundo y beneficioso que podemos experimentar, más allá de la situación o lugar en el que nos encontremos.
El silencio interior, es un estado del ser en el que se termina la expansión de los pensamientos negativos, inútiles, triviales y superfluos. Es decir, un estado en el que se termina el "ruido" de la mente. Así como en la naturaleza no existen ruidos, sino diferentes sonidos, de la misma forma en nuestra mente el “ruido de pensamientos” es algo artificial, que no sólo nos incomoda, sino que puede incluso enfermarnos.
Conexión interior
Para lograr este silencio, no es necesario aislarse. Sólo precisamos conectarnos con el estado natural del alma, es decir, un estado de serenidad y calma, de armonía y equilibrio. Nuestro ser interior nos habla en voz baja, y precisamos hacer silencio para escucharlo.
Desde este suave silencio, podemos comprender la propia belleza del espíritu así como redescubrir los tesoros que albergamos en el interior y que quedan ocultos y anulados por la acelerada extroversión de nuestra mente. A través de los sentidos, nuestra mente se involucra en el mundo que nos rodea, en un caudaloso río de pensamientos conectados con infinidad de informaciones y eventos. A veces pensamientos útiles o prácticos, en muchas ocasiones, pensamientos sin propósito y sin utilidad.
Práctica
Volver al silencio interior significa volver a la esencia, volver a enfocarnos en lo que es natural, puro y genuino; percibir lo que es esencial y sagrado en nuestro ser. En la medida que practicamos esto y llegamos a experimentar esta ausencia de ruidos, comenzamos a escuchar la dulce melodía de nuestros pensamientos de paz.
Esta energía de la paz, nos recarga igual que a una batería, aportándonos claridad, paciencia y coraje para comprender y afrontar los complejos desafíos que nos presenta la vida hoy.
Nuestra fortaleza espiritual se incrementa con la práctica del silencio.
¿Por qué? Porque al evitar el desperdicio de energía de pensamientos “ruidosos” e innecesarios, la energía del alma se acumula.
A partir del silencio interior, se amplía nuestra percepción hacia lo interno y externo; y esta percepción renovada nos ayuda a reajustar nuestra visión de la realidad.
Discernimiento fino
Desde la calma y la quietud, volvemos a reconocer qué es esencial y qué es superfluo. La habilidad de discernir, se desarrolla cuando hay paz en la mente. El joyero experimentado es el que sabe distinguir claramente entre el diamante puro del que tiene impurezas.
La práctica regular de “EJERCICIOS DE SILENCIO”, nos acerca al sano equilibrio entre el ser y el hacer. La vida actual orientada más al “hacer” nos consume mucha energía. A partir de una toma de conciencia que nos protege del ruido interno, evitamos las pérdidas de energía que se producen mediante el desperdicio y los excesos. Silencio interior significa cuidar con amor nuestra mente.
Más es menos
• El exceso de pensamientos produce confusión en la mente.
• El exceso de palabras dificulta la comunicación.
• El exceso de acciones reduce el impacto de las mismas.
Desde este dulce silencio, aprendemos a ser económicos y a obtener mejores resultados utilizando menos energía, pero con mayor efectividad. Esto es debido a que en el silencio aprendemos a permanecer enfocados en lo que es valioso y esencial y a cuidarnos de las distracciones y el derroche innecesario.
Fuente: Solo un minuto
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